Crecí en un hogar con carencias, por lo que ocultaba y acumulaba la comida… y sentía aversión hacia mí misma.

 

Querida Hermana:

 

Empecé a ocultar la comida cuando tenía once años.

Tras inmigrar hacia Canadá desde Colombia, mi madre tuvo que trabajar muy duro para mantenernos a flote y poder subsistir.

Al ser una niña sensible, me percataba de la escasez y del esfuerzo diario que debíamos hacer para tener lo necesario. Esconder la comida me permitía sentir que tenía control sobre algo.

Al principio de mi adolescencia, mi obsesión con la comida se intensificó. Cada vez consumía más y más, intentando afrontar la confusión de mis emociones.

 

La comida se convirtió en algo reconfortante, en mi mejor amiga.

 

Conforme fui creciendo y siendo cada vez más consciente de mi cuerpo, esta relación se transformó por completo y la comida se volvió mi enemiga número uno. Me ejercitaba constantemente y empecé a restringir la cantidad de comida que ingería peligrosamente… tanto que tuvieron que hospitalizarme a los 19 años.

Fue a través de esta experiencia que se encendió en mí la chispa del deseo de vivir. Supe que debía de haber una manera de salir de esta situación. Durante la siguiente década, me dediqué a buscar obsesivamente una respuesta. Tomé todos los cursos y entrenamientos disponibles y estudié cada teoría sobre nutrición. También estudié sobre cómo el cuerpo responde a las vitaminas, minerales y se desintoxica. Investigué diferentes modalidades de sanación que me ofrecían tener un cuerpo más fuerte y saludable.

Me convertí en una chef vegana.
Una corredora de maratón.
Una nutricionista certificada.

 

Y entonces me di cuenta que no estaba alimentando a mi feminidad. No estaba haciendo caso a mis verdaderos apetitos, ni a mis deseos en la vida. Y no estaba conectada con lo que ahora llamo nutrición espiritual o Renovación Divina.

Es tiempo se sentir tu esencia y de fluir con tu propósito divino.

 

Es tiempo de nutrir a tu divina guerrera femenina… así tendrás el valor y la fuerza para arder en el fuego de tus más profundo anhelos.

 

Acércate...

Soy Myriam, un fuego apasionado, una flama incandescente, dispuesta a ir hacia lo desconocido, confiando -con valor y con amor- que todo ocurrirá como debe de ser.

Soy una hija de la luna. Vivo sus fases en mi cuerpo, siento su beso en mis pies. Soy un recipiente sagrado. La energía de nuestra fuerza vital me rodea, a mis deseos, a mi cuerpo sagrado conectándome con la Esencia.

 

Soy brillante. Valiente, Luz.
También soy mis imperfecciones. Sombras. Fallas.
Creo que nuestro hermoso propósito es revelado cuando honramos todo esto…

El éxtasis y el dolor.
La luz y las sombras.
Las curvas y las esquinas.

Se necesita valor para enfrentarnos cara a cara
con nuestra humanidad, con la vergüenza que llevamos grabada.
Pero esto es lo que requerimos para abrazar nuestra Esencia y nuestro viaje a través de esta vida de poder y libertad de la Divina Feminidad.

 

Por años, cuando me miraba en el espejo, no veía a mi verdadera yo. No veía mi Esencia.

 

Tuve que honrar y conectarme con mi cuerpo -en lugar de abandonarlo continuamente y no hacer caso de su sabiduría inherente- para poder recordar esos dones únicos, aquello que me provoca alegría, me reconforta y me da amor. Sin embargo, me llevó un buen tiempo llegar a este punto.

Cuando estaba luchando contra mi desorden alimenticio, la comida era lo que me confortaba y a la vez era una maldición. Ignoraba mis emociones abandonando mi cuerpo.

El comer para controlar mis emociones era una especie de vergüenza tóxica que cargaba conmigo a todos lados. Mi relación con la comida era abusiva, aunque aparentaba que todo en mi vida estaba en orden. La vergüenza destruyó mi autoestima y autoconfianza, mientras yo intentaba aparentar que tenía todo perfectamente bajo control.

 

¿Te sientes identificada?

 

Rechacé mis sueños y deseos porque estaba desconectada por completo de mi verdadera soberanía y de mi poder.

Cuando caes tan abajo, te das cuenta de que ya no hay ningún lugar a donde ir…

Solamente hacia arriba.

Mi cuerpo me susurraba y yo comencé a escucharlo.
Me conecté con él. Lo nutrí. Se convirtió en mi hogar.

 

Hermana, cuando regresas a tu cuerpo, estás volviendo a tu verdadero hogar.


Tu cuerpo es un recipiente de sabiduría inherente y de poder creativo. Sus ritmos cíclicos están ahí para recordarte sobre tu esencia femenina, tu intuición, así como tu sensualidad y jovialidad.

Después de casi veinte años de apoyar a las mujeres, sé que cuando sanamos la relación que tenemos con nuestros cuerpos, nos estamos sanando a nosotras mismas…

Y nuestra relación con la comida.

Cuando escoges amarte incondicionalmente y defender quién eres en este preciso momento, entonces reconocerás que ya estás completa y que no hay nada malo contigo -independientemente de tu relación con la comida (que honestamente es un reflejo de cómo te valoras a ti misma). Entonces podrás ver de otra manera tu vida.

Empezarás a ver todas las posibilidades que hay, sintiéndote verdaderamente liberada.

 

La Renovación Divina es una forma revolucionaria de ver a la comida,

tu cuerpo y lo que vales.

 

¿Estás lista para expresar por completo quién eres?

Mi corazón me dice que es momento de que descubras esa gran sensación de paz, seguridad y felicidad como nunca antes lo has hecho…

 

Entonces, ¿qué deseas?
¿Qué es lo que más anhelas?
¿Cuál será la historia de tu vida?
¿Estás dispuesta a sentir en carne propia esta integridad al alimentar tu esencia femenina?

 

Yo estoy aquí, con devoción y amor, dispuesta a caminar a tu lado, a tomar tu mano y a amarte incondicionalmente, mientras recorres este camino para encontrar quién eres en verdad y sanas tu relación contigo misma y con la comida; al tiempo que vuelves a conectarte con tu sabiduría innata.

Cuando continua y conscientemente reconocemos que somos seres inherentemente sagrados, permitimos a otras mujeres hacer lo mismo. La mayoría de las mujeres anhelan recordar esta integridad y vivir una vida en sintonía con la gentileza, gratitud y el amor.

Cuando -una por una- nos honremos a nosotras mismas, más mujeres harán lo mismo. Podemos crear un movimiento. En verdad creo con todo mi corazón, que ha llegado el momento para que las mujeres en todo el mundo hagan las paces con sus cuerpos y vivan la vida que desean. Es mi privilegio apoyarte a ti mientras lo haces. Hermanas, ya estamos conectadas. No estás sola. Te veo. Ya estás completa y yo sé que es posible crear una vida vibrante, como tú la deseas. ¿Escribirás tu propia historia honrándote a ti misma? Es momento de despertar, honrar y encarnar a esa magnífica mujer que ya eres. Si estás lista, toma mi mano y comencemos a explorar

¡ESTOY PREPARADA!